lunes, 27 de noviembre de 2017

EL PODER JUDICIAL ORDENA EL IMPEDIMENTO DE SALIDA CONTRA SUSANA VILLARÁN

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El Juez Manuel Antonio Chuyo Zavaleta del Tercer Juzgado Nacional de Investigación Preparatoria del Sistema Especializado en Delitos de Corrupción de Funcionarios, ordenó el impedimento de salida del país por ocho meses contra Susana Villarán y José Miguel Castro Gutiérrez.

Según el Juez, la medida solicitada por el Ministerio Público se encuentra expresamente señalada en el Código Procesal Penal de 2004. Además, el magistrado argumentó que existen versiones de los colaboradores eficaces, llamadas telefónicas, entregas de dinero que deberán ser objeto de verificación en el respectivo estadio procesal.   


Como se sabe, sobre la ex alcaldesa y el ex gerente municipal de la Municipalidad Metropolitana de Lima pesan serias imputaciones por su presunta vinculación con Odebrecht y OAS, que tienen como base las declaraciones testimoniales de Jorge Barata y Valdemir Garreta. Los delitos por los que se les investiga a ambos ex funcionarios son cohecho pasivo propio y lavado de activos, en agravio del Estado.   

lunes, 30 de octubre de 2017

DISCRECIONALIDAD JUDICIAL

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                    (Foto referencial: vozliberal.blogspot.com)

Según la RAE, discrecionalidad es “lo que se hace libre y prudencialmente”. En la doctrina, Juan Antonio García Amado anota que con este término se alude a “la libertad de que el juez disfruta a la hora de dar contenido a su decisión de casos sin vulnerar el Derecho”. Para nosotros la discrecionalidad judicial es la facultad que el sistema jurídico otorga al juez para que, frente a un caso difícil, decida libremente la elección de una alternativa razonable entre varias alternativas también razonables y posibles.

La razón principal que justifica la discrecionalidad judicial es que la norma por sí sola no puede dar respuesta a todas las contingencias. El derecho no es completo y tiene problemas de indeterminación. “Delito fuente”, “bien ajeno”, “buena fe”, “autoridad” “funcionario público”, “interés público”, “obsceno”, “mano armada”, etc., son elementos normativos que plantean la necesidad ineludible de  valoración judicial para dar respuesta a las indeterminaciones normativas. En efecto, parece que siempre habrá zonas de penumbra, por vaguedad de los conceptos constitucionales y legales o por lagunas normativas, que en sede de interpretación deben ser determinadas por el juez. 

En este punto nos hacemos la siguiente interrogante, ¿dónde y cómo se genera la problemática de la discrecionalidad judicial? La problemática se traslada a la teoría del derecho en donde se distinguen dos posturas doctrinarias incompatibles sobre la discrecionalidad: 1) la discrecionalidad fuerte de H. HART, quien sostiene que siempre habrá un reducto para la discreción por la textura abierta del derecho que imposibilita una única solución jurídica correcta; y, 2) la discrecionalidad débil de R. DWORKIN, quien sostiene que la discrecionalidad no es admisible en ningún sentido porque el derecho siempre tiene una respuesta correcta o una más correcta para resolver las contingencias.

En efecto, nos encontramos frente a dos importantes teorías jurídicas, cada una con su principal defensor: el iuspositivismo defendido por H. HART y el iusnaturalismo defendido por R. DWORKIN. Ahora bien, cualquiera sea la tesitura que se adopte, lo cierto es que en nuestro sistema jurídico adscrito al sistema europeo continental, los jueces vienen interpretando el derecho en base a los conceptos jurídicos de los Acuerdos Plenarios y Precedentes Judiciales Vinculantes. Es decir, se está produciendo un sinnúmero de reglas a tono con el sistema del Common Law. La consecuencia directa es que se reduce el reducto de discrecionalidad de los órganos jurisdiccionales.   

No obstante, es preciso destacar que la indeterminación del derecho y las continuas decisiones jurisdiccionales contradictorias justifican el constante dictado de Acuerdos Plenarios y Precedentes Judiciales Vinculantes de la Corte Suprema de Justicia de la República.

Esta postura nos lleva a colocar en debate la discrecionalidad y la arbitrariedad en las decisiones judiciales. Así, nos planteamos la siguiente pregunta, ¿cómo deciden los jueces? En principio, los jueces han decidido y deciden con discrecionalidad, pero también lo hacen con arbitrariedad y muy distantes a la esencia del Estado social y democrático de Derecho que exige la Constitución. Esta situación anómala, reforzada por la inseguridad ciudadana, ha llevado incluso al legislador a la producción de un sistema legislativo-punitivo defectuoso y compatible con la arbitrariedad. La malhadada consecuencia es la aparición de algunos jueces y fiscales con ideologías claramente carceleras.

Y es que “al interpretar las leyes o los precedentes, los jueces no están limitados  a la alternativa entre una elección ciega y arbitraria, por un lado, y la deducción “mecánica”, a partir de reglas con significado predeterminado, por otro”. (Hart, 1980, El concepto de derecho, p. 252).

Es decir, si tenemos jueces formados con ideologías carceleras y empoderados legislativamente para ajusticiar con una máxima prisionización y con una aplicación mecánica y ciega de la ley, no queda más que llenar la agenda de interpretación del derecho con Acuerdos Plenarios y decisiones jurisdiccionales que evitan el sentido preventivo general negativo de la ley y las decisiones jurisdiccionales arbitrarias.  

En definitiva, el juez –y el fiscal en su caso- frente a problemas de indeterminación jurídica y de casos difíciles, debe desarrollar el derecho con discrecionalidad, regulando y decidiendo sobre la condena o absolución de una persona y garantizando de manera irrestricta sus derechos fundamentales. Aplicar la discrecionalidad judicial en casos difíciles no es una mera aplicación del Derecho sino el sensato desarrollo de la justicia y del Derecho. En efecto, el modelo de juez ideal que necesita el sistema judicial es aquel que está vinculado a la justicia, a la Constitución y a la ley, pero de ningún modo a un juez vinculado a la ideología paleopositivista legalista que a veces empodera a algunos jueces produciendo una absurda e irreflexiva arbitrariedad. 

lunes, 4 de septiembre de 2017

¿EL MINISTERIO PÚBLICO PROMUEVE LA INVESTIGACIÓN DEL DELITO Y VELA POR LA RECTA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA? A PROPÓSITO DEL CASO ODEBRECHT.

                                                       (Foto referencial: mpfn.gob.pe)                    

Dos principios básicos que rigen la función fiscal son: promover la investigación del delito y velar por la recta administración de justicia. Frente a esta premisa nos planteamos la siguiente interrogante, ¿el Ministerio Público cumple en estricto con ambos principios? Sería una perogrullada decir que no. En realidad, sí promueve la investigación del delito y vela por la recta administración de justicia pero de modo relativo. Sostenemos la relatividad pues se ve presencia fiscal en casos que no trascienden a la opinión pública; en cambio, en casos de connotación pública la función fiscal parece relativizada. Y es que no es lo mismo acusar a una persona por el robo de un celular que acusar a un Presidente, Ministro o a un empresario con poder. Y claro, cuando se habla de autonomía un fiscal puede  decir, en principio, soy autónomo; en cambio cuando se trata de investigar y acusar a un ministro o a un probable futuro presidente, ahí parece que no se es tan autónomo.

La situación de los fiscales es similar a la de los jueces. Así, Nieto anota para España que sería deseable que los jueces disfrutaran de la independencia real de los notarios y registradores. Para entender tales anomalías hay que recordar de nuevo la maldad política. El Poder deja tranquilos a notarios y registradores porque no les teme, ya que se ocupan de asuntos civiles ordinariamente interprivatos. Los jueces, en cambio, son potencialmente peligrosos desde el momento en que pueden enjuiciar a las instituciones y a los hombres del Poder: de aquí que esté se defienda cautelarmente, y de ordinario con malas artes, para prevenir sentencias condenatorias (por lo común penales y contencioso-administrativas) que puedan afectarle. Tal como se ha de repetir: si los jueces no se ocuparan más de arrendamientos rústicos, letras de cambio y hurtos callejeros, es seguro que el gobierno respetaría su independencia como sucede hoy con los notarios y registradores, sin necesidad de garantía constitucional alguna. (NIETO, Alejandro.  El desgobierno judicial. Editorial Trotta, Madrid, 2004, p. 114)  

En el caso del Presidente Fujimori por ejemplo el Ministerio Público -muy bien representado en juicio por el fiscal Avelino Guillén- actuó con rectitud y probidad. Así, la recta administración de justicia transparentó un buen nivel de profesionalismo. No se puede decir lo mismo con el caso Petroaudios, Narcoindultos, Comunicore, Ecoteva, entre otros. Y es que en el extremo de las investigaciones de personajes con poder las cosas en el MP parecen que no van bien. Rodolfo Orellana declaró: “Yo tenía el control del Ministerio Público (…) Me investigaron más de cinco veces, y los fiscales archivaron todos mis casos”.

En ese espacio de ilicitud aparece el caso Odebrech cuyos funcionarios más representativos –Odebrech y Baratta- han afirmado que el Perú posee la clase política más corrupta de Latino América. Entonces, aquí el Ministerio Público no solo tiene que identificar e investigar a quienes recibieron coimas, sino tiene que poner especial atención en los destinatarios finales de los sobornos cuya estrategia siempre es actuar en la invisibilidad. Y es que los altos dignatarios corruptos experimentados, o los que se perfilan como proyectos presidenciables, saben cómo evadir la persecución fiscal y lo hacen depositando el producto de los sobornos en Gran Caimán, Panamá, Andorra, etc., o sus bienes los ponen a nombre de terceros. Sin duda, el éxito de la investigación, sobre todo en los delitos de gran corrupción, depende fundamentalmente del Ministerio Público, esperándose que la honestidad de sus fiscales valientes, capaces y probos impidan que los actos delictivos de  personajes con poder se encubran en el profundo pozo histórico de la impunidad.



martes, 22 de agosto de 2017

MAESTROS, MÉRITOS Y PROGRESO NACIONAL



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(Foto:lavanguardia.com)


A los maestros, en cuanto a méritos y remuneraciones, los podemos clasificar en dos sectores: 1) los que tienen muchos méritos y ganan poco; y, 2) los que tienen pocos méritos y ganan poco.  Esta clasificación nos envía un mensaje comunicativo en el sentido de que en el Perú de ayer y   hoy existe un común denominador: los maestros del primer y segundo sector ganan poco.

De lo anterior resulta razonable que se aplique una política pública que garantice una buena educación en tres etapas: primero, una evaluación para verificar el estado del nivel profesional actual de los maestros; segundo, una intensa capacitación especializada; y, tercero, una evaluación meritocrática final. Se cierra el círculo con una remuneración merecida y digna a los maestros. Ahora bien, si a pesar de todo algunos maestros -sobre todo los del segundo sector- no responden a la evaluación, la decisión por más dura y difícil que sea debe ser el despido. Esto es parte de la sensata revolución democrática que venimos postulando desde hace muchos años no solo en el sector educativo o el judicial sino en toda la Administración Pública.

Si bien es cierto nadie disfruta de ser el ejecutor político de despidos, también es cierto que nadie disfruta de tener un gobierno extremadamente tolerante que no tiene la valentía de hacerlo. Los despidos tienen un costo humano, pero paralelamente hay un costo social de mayor predominancia.

Por ello, reconocemos la valentía de los maestros para exigir la atención a sus justos reclamos, reconocemos su protesta hasta ahora pacífica para lograr una remuneración digna, pero también reconocemos la necesidad de buscar soluciones de manera democrática a este problema social, a través de una política pública de evaluación que apunte a la optimización de la educación como sistema que es el objetivo público de los peruanos de ayer, hoy y mañana. No olvidemos que la meritocracia y las políticas públicas educativas, diseñadas en un contexto democrático y social, son el mejor camino hacia el progreso nacional.       

sábado, 29 de abril de 2017

LA PARTIDIZACIÓN DE LA JUSTICIA

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                            (Foto: rpp.com)

El 27/04/2017 aparece publicada (la mula.pe) la siguiente noticia: La “compañera” en el despacho del Juez Concepción Carhuancho. Se informa que una de las especialistas del despacho del Juez en mención tiene filiación política comprobada.

Por cierto, cada vez que hablamos de militancia política de personal administrativo y jurisdiccional en el sistema de justicia, recurrimos a una frase que ya se ha hecho común: la partidización de la justicia. Esta, en principio, tiene relación con la independencia de los jueces, que mal gestionada, puede desestabilizar el sistema judicial.

La partidización de la justicia es uno de los grandes problemas de vieja data que deben ser atacados desde su raíz. Naturalmente, cuando la organización judicial es un organismo jerárquicamente organizado, se impone a los subalternos –evaluadores y seleccionadores- el “hábito de la obediencia”. Y por ahí se puede filtrar algún nombramiento político que puede poner en riesgo o afectar groseramente la independencia en la administración de justicia.

Este caso no es el único, puede haber más. Si se hace una evaluación integral y sistemática seguro que se van a encontrar grandes sorpresas. Pero, entonces, ¿quién o quiénes son los responsables del nombramiento de personal perteneciente a partidos políticos? La respuesta no necesariamente tiene que ver con el Juez Concepción Carhuancho. Los responsables directos, en este caso, son los encargados de la selección de personal administrativo que no han asumido con responsabilidad su función imparcial de evaluación y deciden nombrar a personal militante o activista de partidos políticos.

El pecado es mayor si se tiene en cuenta que el nombramiento se produce en un Despacho Judicial de delitos de corrupción. Entonces, surge la necesidad de poner freno a esta anomalía. ¿Cómo? De un lado, que los que están en el ámbito jurisdiccional se abstengan de conocer casos vinculados con personajes político-partidarios; y, de otro, que se controle y limite el ejercicio de la función donde se sospeche de la presencia de peligrosas exigencias políticas que podrían poner en riesgo o afectar la independencia judicial.


jueves, 13 de abril de 2017

LA CONDENA DE JESUS, LA PERVERSIÓN DE LA DEMOCRACIA Y LOS PILATOS DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA


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(Foto referencial: bolainez.org)

En principio, todo aquel que comete un delito tiene que sufrir un proceso penal; sin embargo, Jesús, sin haber cometido delito alguno fue procesado y condenado a muerte por Pilatos. Aquí nos preguntamos, ¿quién fue el demócrata? ¿Fue Pilatos que ante la voz del pueblo hebreo de ¡crucifícale! decidió el destino de Jesús favoreciendo la libertad de Barrabás o fue Jesús que con su silencio se convertiría luego en el paladín de la democracia?

El procurador Pilatos, hipócrita y oportunista, tenía la posibilidad de liberar a Jesús pero con una actitud cobarde que erróneamente se dice “democrática” derivó la decisión a las masas. Habían solo dos alternativas: Jesús o Barrabás, el bien o el mal. En un contexto totalitario, la muchedumbre inculta y manipulada liberó a Barrabás y condenó a Jesús. Ahí se encuentra la perversión de la democracia, la voz de un pueblo fanático fundado en la sinrazón.

De otro lado, Jesús calla y con su silencio se convierte en el paladín de la democracia. En esa línea Zagrebelsky anota que  el amigo de la democracia es más bien Jesús; aquel que, callado, invita hasta el final al diálogo y a la reflexión retrospectiva. Jesús que calla, esperando “hasta el final”, es un modelo. Lamentablemente para nosotros, sin embargo, a diferencia de él, no estamos tan seguros de resucitar  al tercer día y no podemos permitirnos aguardar en silencio “hasta el final”. (Gustavo Zagrebelsky. La crucifixión y la democracia. Editorial Ariel, 1996, p. 121)

Cómo no va a ser un gran demócrata Jesús si en su primera palabra reflexiva dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.

De forma muy sintética conviene trasladar la reflexión al crítico sistema judicial. ¿Cuántos Pilatos habrá en la administración de justicia? Al parecer muchos, oportunistas, corruptos, tibios, que deciden con la política del dejar hacer dejar pasar, que deciden con soluciones intermedias, que no deciden con justicia sino cuidando su empleo. Pero también magistrados justos, no corruptos que ponen de manifiesto su compromiso con la justicia. En ese sentido, mi predicción es que la administración de justicia seguirá corrupta en la medida que jueces y fiscales se preocupen más por conservar el puesto y satisfacer intereses perversos que por dar a cada quien lo que le corresponde. Con todo, los jueces y fiscales, cuando se justifique, deben decidir a favor de los inocentes y no lavarse las manos como lo hizo el procurador en la condena injusta del Hijo de Dios.

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jueves, 2 de marzo de 2017

LOS EFECTOS DE LA POLÍTICA CRIMINAL ELECTORAL Y MEDIÁTICA. Mientras la población penitenciaria en Perú crece, en España decrece.


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                                        (Foto referencial: WordPress.com)

Los cambios en el sistema de justicia penal a partir de la vigencia del CP de abril de 1991, ha experimentado modificaciones que bordean las mil en 26 años. ¿Cuáles han sido las causas de tantas modificaciones al CP? ¿Era tan defectuoso el CP para experimentar tantas modificaciones? En este caso específico no ha tenido aplicabilidad la expresión “no hay mal que por bien no venga”, porque en vez de lograr mejoras se ha logrado un sistema penal disfuncional y perverso, en base a un movimiento de reforma a favor de sanciones con penas evidentemente arbitrarias.

Los que transitamos en el terreno jurídico sabemos que la política criminal es un complemento del Derecho penal, es el cómo se debe tratar la criminalidad o el cómo debería ser el Derecho penal democrático. Sin embargo, frente a una orientación política criminal, garantista, democrática y bien pensada, aparecen orientaciones políticas con fines electorales y mediáticos. Me refiero a periodos electorales donde se promete lo que le gusta a la opinión pública: pena de muerte, cadena perpetua y penas de muy larga duración. Lo que se busca en estos casos es alcanzar sólo réditos electorales para conseguir una curul o, en su caso, para lograr ventas a través del marcado mercantilismo de los medios de comunicación.       

Ni lo uno ni lo otro ha resultado beneficioso para nuestro sistema penal. El populismo penal manifestado con cambios solo simbólicos y cuantitativos ha traído mayor corrupción en el sistema judicial y, en específico, en el subsistema penitenciario. Los efectos penitenciarios de la nefasta política criminal electoral y mediática se explican en el siguiente gráfico en el que comparamos nuestros resultados con los resultados de la política criminal en el sistema español. Veamos.

COMPARATIVO DE LA POBLACIÓN PENITENCIARIA DE ESPAÑA – PERÚ (2010-2016)

PAÍS
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
ESPAÑA
73,929
70,472
68,597
66,765
65,017
61,614
61,620
PERÚ
45,464
52,700
57,960
67,676
71,961
75,650
78,342
Fuente: Informe ROSEP: Ministerio Interior, Secretaría de Estado de Instituciones Penitenciarias, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos – INPE – Informe estadístico a marzo de 2016.

En el gráfico se hace hincapié en la población penitenciaria de España-Perú. Así, luego de la promulgación del Código Penal Español de 1995 y las modificatorias de junio del 2010 que materializan penas privativas de libertad excluyentes de la pena de cadena perpetua, se objetiva un descenso de la población penitenciaria. En Perú, sin embargo, la decisión del legislador fundamentalmente ha sido poner énfasis en el incremento de penas desproporcionadas incluyéndose la pena de cadena perpetua para algunos delitos graves, lo que ha traído como consecuencia el incremento sustantivo de la población penitenciaria.

En conclusión, de un somero análisis de las estadísticas comparadas se desprende que, mientras la población penitenciaria en Perú -con una población que supera los 31 millones de habitantes- crece, en España -con una población de 46 millones- decrece. Por todo ello, salvando los obstáculos de la política criminal electoral y mediática, nuestra ley penal pervertida por sus penas desproporcionadas requiere una inmediata reforma modélica, que evite razonablemente la inestabilidad legislativa y las negativas consecuencias penitenciarias futuras, con el imprescindible compromiso de los medios de comunicación que deben ser socios en aquella reforma. 

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domingo, 19 de febrero de 2017

PROYECTO DE LEY QUE MEJORA LAS REMUNERACIONES DE LOS FISCALES PROVISIONALES. A IGUAL TRABAJO, IGUAL REMUNERACIÓN.

                                                      
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                                                     (Foto referencial: el comercio.pe)

En el sistema fiscal ejercen sus funciones fiscales titulares (nombrados por el Consejo Nacional de la Magistratura) y fiscales provisionales (designados por el Fiscal de la Nación en base a una terna elaborada por el Presidente de la Junta de Fiscales Superiores de cada Distrito Fiscal). Ambas categorías de fiscales hacen exactamente lo mismo; sin embargo, sus remuneraciones son altamente diferenciadas y se han fijado dentro del marco de una arbitrariedad política irreflexiva. En realidad, la historia del Ministerio Público demuestra que los gobiernos nunca se interesaron por nivelar las remuneraciones de los fiscales provisionales conforme a los haberes mensuales que perciben los fiscales titulares. En líneas generales, se evidencia la indiferencia del legislador quien sólo fue leal con los fiscales titulares pero no con los fiscales provisionales. Consideramos que no está nada mal que un fiscal provisional que contribuye igual reciba una retribución igual a la de un fiscal titular. 

En ese clima de aires de cambio en el Ministerio Público aparece el Poder Legislativo transparentando el deseo de corregir esta injusta política remunerativa. Así, el 15 de febrero del 2017, por iniciativa de la Congresista de la República Marisol Espinoza Cruz, se presentó en el Congreso de la República el Proyecto de Ley N° 967-2016-CR, por el que los 1,875 fiscales provisionales pasarían a percibir una justa mejora en sus remuneraciones. El texto del proyecto es el siguiente.

PROYECTO DE LEY QUE MEJORA LAS CONDICIONES DE TRABAJO DE LOS FISCALES EN EL MARCO DE LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN

Artículo 1°.- Objeto de la Ley
El proyecto de ley tiene como objetivo contribuir a mejorar el trabajo que realizan los fiscales provisionales en todo el país, en su lucha contra la delincuencia y la corrupción.
Artículo 2°.- Asignación de gastos operativos
Autorizase al pliego Ministerio Público para que asigne presupuesto en la atención de los gastos operativos, que en el ejercicio de su función, requieran los fiscales provisionales designados por el ministerio público en todo el territorio de la nación.
Artículo 3°.- Equivalencia en los gastos operativos
En mérito a que realizan la misma función y tienen la misma responsabilidad, la asignación de gastos operativos que perciban los fiscales provisionales, debe ser la misma que perciben los fiscales titulares, tal como lo estipula el Decreto de Urgencia N° 0114-2001.
Artículo 4°.- Autorización
Autorizase al pliego Ministerio Público, con cargo a los recursos de su presupuesto institucional y sin demandar recursos adicionales al Tesoro Público, para efectuar las modificaciones en el nivel institucional correspondiente, a fin que atienda lo establecido en el artículo 2° y 3° de la presente Norma.
Artículo 5°.- Vigencia de la Ley
La presente Ley entra en vigencia al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial “El Peruano”.

DISPOSICIÓN COMPLEMENTARIA FINAL
Única.- Déjese sin efecto todas las normas que se opongan a la aplicación de la presente Ley.
                                                                                         Lima, 02 de febrero  del 2017.


En ese contexto, se advierte que actualmente existe una brecha muy distante entre las remuneraciones de los fiscales titulares con la de los fiscales provisionales, que se debe corregir. La lógica que se pone de manifiesto es que tradicionalmente se han venido subestimando las remuneraciones de los fiscales provisionales pensando quizás en que no son tan capaces como los titulares o que los provisionales son “mínimamente productivos” y los titulares son “significativamente productivos” y, claro, eso no es verdad. Lo cierto es que en las remuneraciones existe un trato diferenciado que vulnera groseramente el principio de igualdad. De ahí que este Proyecto de Ley, que se deriva de una buena política pública, por un lado, corregirá el tratamiento remunerativo defectuoso de una ley discriminadora, heterogénea y perversa; y, por otro, en base a su contenido homogéneo, mejorará la autoestima y la autodeterminación de los buenos fiscales provisionales. Con todo, se espera que el Fiscal de la Nación seleccione a los mejores para que se cumpla así con el principio “a igual trabajo, igual remuneración”. Nada más, y nada menos.       

CONFLICTO ETICO – JURÍDICO EN UNA INTERVENCIÓN POR TRÁFICO ILÍCITO DE DROGAS

                                                          (Foto referencial: pj.gob.pe) Sumario: I. Introducción. II. Antecedentes. III. Aná...