lunes, 1 de agosto de 2016

LA OCASIÓN HACE AL LADRÓN: CUANDO LAS OPORTUNIDADES PROVOCAN EL DELITO


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                                        (Foto referencial: elcontadorvirtual.blogspot.com)

Tradicionalmente, las teorías criminológicas han puesto énfasis en el estudio del control del delito en su vertiente formal, otorgándosele poca o nula importancia a los controles informales que tienen su base en las externalidades físicas que, quiérase o no, pueden contribuir notablemente a la inclinación delincuencial. En ese sentido, se encuentra fuera de discusión que la tentación existe y, por tanto, las oportunidades para la comisión del delito también. De ahí que en el diseño de políticas públicas de control del delito no se puede dejar al margen la experiencia popular que enseña que “la ocasión hace al ladrón”.

Marcus Felson y Ronald V. Clarke (1998) sobre este asunto  ofrecen un ejemplo: “el hurto en los comercios no varía solamente entre individuos sino también entre tiendas. Cualquier tienda que facilita el hurto provoca que el delito se produzca de dos maneras: incita a más personas a cometer delitos y ayuda al ladrón a ser más eficiente en su labor. En la otra cara de la moneda, las tiendas que han frenado el hurto mediante un diseño y una dirección cuidadosos reducen el problema con la generación de menos ladrones y la disminución de la eficiencia de cada delincuente”.

Con todo, una buena política de seguridad no debería dejar de considerar que las tentaciones son oportunidades muchas veces generadas por la propia víctima y que atraen al delincuente a la comisión del delito. Entonces, la clave está en la reducción de las oportunidades o provocaciones al delito. Ahora bien, existe en la teoría criminológica lo que se conoce por “vigilante adecuado” que no es el vigilante particular o el policía sino, por ejemplo, un vecino. Si los vecinos o vigilantes adecuados se ausentan, están dándole la oportunidad al delincuente para que penetre al domicilio y hurte.

Entonces la inseguridad no solo es tarea de los funcionarios encargados del control formal del delito sino también de los “vigilantes adecuados” que pueden reducir las oportunidades tentadoras y provocadoras del delito en base a la prevención. Sin embargo, el mensaje basado en la frase proverbial de “la ocasión hace al ladrón”, no es solo para el ladrón o para el roba celulares, sino también para los banqueros, los funcionarios, los delincuentes de cuello blanco, entre otros grandes personajes.       


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