domingo, 13 de marzo de 2016

108 MIL DESPIDOS EN ARGENTINA. ¿LA REDUCCIÓN DE PERSONAL DE LA FUNCIÓN PÚBLICA ES UNA BUENA POLÍTICA?

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Foto: Kaloian/Cubadebate



¿La reducción de personal de la función pública es una buena política? Pienso que sí. Es una propuesta de la Nueva Gestión Pública encaminada a la modernización de la Administración Pública. Pues bien, el Presidente Mauricio Macri al haber despedido –en 2 meses de gobierno- 108 mil trabajadores argentinos está haciendo lo que en 1980 hizo Jack Welch en la empresa privada “General Electric” cuando despidió a 118 mil trabajadores de la multinacional norteamericana de bajo rendimiento y de pocos resultados. En el ámbito de lo público, lo que está haciendo Mauricio Macri en Argentina es aplicar las políticas desburocratizadoras que en los 80s y 90s se aplicaron satisfactoriamente en Australia, Nueva Zelanda, Suecia y Canadá, países que actualmente están ubicados entre los diez más prósperos para vivir. Indudablemente, la reducción de personal y el ahorro de gastos con reducción de sueldos de la función pública son medidas eficaces, eficientes y efectivas para la modernización de la gestión pública.

En el Perú debemos seguir estas políticas, que sumadas a la mejora responsable de la recaudación fiscal, son propuestas económicas o imperativos categóricos que nos ofrece la nueva gestión pública a nivel mundial. Hablamos de reducción del personal pero del ineficiente, del corrupto, del que ingresó a la función pública por amiguismo, familiaridad o por ser agente político de algún partido político que devuelve los favores y que no tiene vocación de servir al público. Reducción, sobre todo, de los “asesores”. Por denuncia de un Director del Ministerio del Interior se llegó a afirmar que el Ministro tenía una plantilla de 17 asesores lo que significaba un desembolso de 500,000 soles mensuales de nuestro Presupuesto General de la República. En el nivel inferior de la pirámide también se hace presente la anomia. Se dan casos en que trabajadores que trabajan menos ganan más y otros que trabajan más ganan menos. A aquellos trabajadores de bajo nivel y que son transfugas de la carga pesada hay que ayudarlos con capacitación y si a pesar de ello no responden, habrá que despedirlos.

Hablamos también de reducción de sueldos de la función pública porque no es posible darnos el lujo de que un Ministro de los nuestros gane más que el Presidente Mariano Rajoy de España. Esto, en un país como el Perú es vergonzoso. Lo paradójico es que a los altos dignatarios se les sube el sueldo y luego exigen altísimos aguinaldos en julio y diciembre, y también jugosa jubilación, y sin embargo, a la gran masa de trabajadores no se les sube el sueldo mínimo vital. En la misma línea de reducción de sueldos se tendrá que incluir a los congresistas y a los otros altos dignatarios. ¿Por qué? Porque el rendimiento y los resultados en la Administración Pública son pobres. Pero lo que preocupa es que todos callan, nadie dice nada, todos padecen de otitis presidencial, ministerial o congresal.

¿Debemos resignarnos? No, de ninguna manera, entonces abril es una buena oportunidad para mostrar nuestra rebeldía al votar, no para actuar con resignación. Claro que los líderes sindicales dirán: ¡Habrá huelgas! Nosotros decimos, sí, seguro que habrá como parece que sucederá en Argentina. Sin embargo, también hubo huelgas en los países paradigmáticos que nos sirven de modelos y que hoy, por sus resultados y por haber replanteado la acción pública, son óptimos referentes a seguir. Entonces las huelgas se van a dar, pero no hay que olvidar que las huelgas constituyen la reacción natural de los que se ven afectados, sencillamente porque toda política pública tiene siempre su sector opositor.


Con todo, es necesario reconocer, desde una perspectiva técnica, que las políticas reduccionistas de los países paradigmáticos que se quieren aplicar en la Argentina, son verdaderas políticas conocidas y reconocidas que han dignificado la administración pública en el mundo. Y en Argentina ya se inició el proceso de desburocratización. Ojalá que la decisión del Presidente Mauricio Macri tenga éxito y que se superen las contingencias naturales que se le van a presentar. Junto con ello también expreso mi deseo de que en el Perú se logre la cura de la otitis general, la otitis de la izquierda y también de la derecha, para emprender una disciplina de gastos fundamental para el buen gobierno, máxima aspiración de todo país democrático que se considere capaz de satisfacer las necesidades de los ciudadanos con eficacia, eficiencia y efectividad.          

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