(Foto referencial: LaRepublica)
La experiencia me enseñó
que capital moral y rebeldía es lo que se necesita para cambiar el Perú. Somos
un país donde el poder hace lo que quiere, donde las leyes se hacen a la medida
de los ricos, de los políticos, de los poderosos. Es la ley hecha a favor de
los peces gordos, producida por los poderosos para destruir las razones de los
pobres, de los sin poder, de los humildes, de la mayoría. En el Perú, una
persona puede llegar a ser un alto dignatario y probado autor o partícipe de
graves delitos, pero si tiene a los suyos, es decir, a sus correligionarios o
amigos en algún poder estatal, se le archivará la investigación o se le
absolverá de cualquier amenaza de condena.
Ahora, si se tratan de
banqueros y personajes con poder, es posible que ni siquiera se les investigue.
Sin embargo, en la otra vera los pobres esperan sus sentencias con desesperanza
y sufren condenas con penas de larga duración, hasta cadena perpetua. La
resultante es que no todos somos iguales en la ley ni en la aplicación de la
ley. De ello se puede colegir que la pura politización de la justicia es
evidente y debilita el bienestar general, ¿pero de quién es la responsabilidad?
Simple y llanamente de los que han destruido el país: un grupo de sinvergüenzas
de la élite del poder. (Vid, Félix Tasayco, Gilberto. Gestión Pública de la
Administración de Justicia, 2018, p. 29)
Esa es la gente de poder
que se enriquece con el delito, gente que goza de la tolerancia de las
autoridades que sabiendo y conociendo del ilícito enriquecimiento de algunos no
hicieron ni hacen nada por evitarlo. “Dejar
hacer, dejar pasar” es la política predominante y preferida, con la cual
nadie corre el riesgo de perder su imagen ni su puesto de trabajo. Entonces,
hay que poner punto final a todo esto. (Ibídem). Y parece que la hora ya llegó.
Se abre paso al cambio y
la modernización de la administración pública. El paradigma de la Gobernanza
como nueva forma de gobernar es la clave. Pero, ¿qué es la Gobernanza? Es dejar
atrás la inmoralidad en la gestión de los gobiernos. Es participación de la
sociedad civil en el diseño y formulación de las políticas públicas. Es
evolución de la razón de los ciudadanos electores que deben poner punto final a
la industria de gobiernos autoritarios,
macheteros y sin control. En esencia, es evolución superavitaria en integridad,
que facilita la marcha democrática hacia la restructuración del sistema social,
político y económico del país.
Con todo, la Gobernanza necesita
de acción. Y eso es lo que hicieron Jordan Inti Sotelo Camargo y Jack Bryan
Pintado Sánchez, víctimas mortales de la marcha por la democracia, quienes en
la acción entregaron su vida por la mejora del país. En definitiva, la apertura
a la Gobernanza es la respuesta confiable a los problemas públicos, pues basta
remitirnos al análisis y evaluación de las economías globales de países
desarrollados para corroborar la eficacia y efectividad del modelo en la
reducción de la pobreza. Y aquí, los jóvenes, como destinatarios del futuro y
genuinos defensores del pluralismo social, son los líderes llamados a hacer
historia en el Bicentenario.