(Foto
referencial: elcontadorvirtual.blogspot.com)
Tradicionalmente,
las teorías criminológicas han puesto énfasis en el estudio del control del
delito en su vertiente formal, otorgándosele poca o nula importancia a los
controles informales que tienen su base en las externalidades físicas que, quiérase
o no, pueden contribuir notablemente a la inclinación delincuencial. En ese
sentido, se encuentra fuera de discusión que la tentación existe y, por tanto,
las oportunidades para la comisión del delito también. De ahí que en el diseño
de políticas públicas de control del delito no se puede dejar al margen la
experiencia popular que enseña que “la ocasión hace al ladrón”.
Marcus Felson y
Ronald V. Clarke (1998) sobre este asunto ofrecen un ejemplo: “el hurto en los comercios
no varía solamente entre individuos sino también entre tiendas. Cualquier
tienda que facilita el hurto provoca que el delito se produzca de dos maneras:
incita a más personas a cometer delitos y ayuda al ladrón a ser más eficiente
en su labor. En la otra cara de la moneda, las tiendas que han frenado el hurto
mediante un diseño y una dirección cuidadosos reducen el problema con la
generación de menos ladrones y la disminución de la eficiencia de cada
delincuente”.
Con todo, una buena
política de seguridad no debería dejar de considerar que las tentaciones son
oportunidades muchas veces generadas por la propia víctima y que atraen al
delincuente a la comisión del delito. Entonces, la clave está en la reducción
de las oportunidades o provocaciones al delito. Ahora bien, existe en la teoría
criminológica lo que se conoce por “vigilante adecuado” que no es el vigilante
particular o el policía sino, por ejemplo, un vecino. Si los vecinos o
vigilantes adecuados se ausentan, están dándole la oportunidad al delincuente
para que penetre al domicilio y hurte.
Entonces la
inseguridad no solo es tarea de los funcionarios encargados del control formal
del delito sino también de los “vigilantes adecuados” que pueden reducir las
oportunidades tentadoras y provocadoras del delito en base a la prevención. Sin
embargo, el mensaje basado en la frase proverbial de “la ocasión hace al ladrón”,
no es solo para el ladrón o para el roba celulares, sino también para los
banqueros, los funcionarios, los delincuentes de cuello blanco, entre otros
grandes personajes.
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