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(Foto referencial: lavanguardia.com)
A los maestros, en cuanto a
méritos y remuneraciones, los podemos clasificar en dos sectores: 1) los que
tienen muchos méritos y ganan poco; y, 2) los que tienen pocos méritos y ganan
poco. Esta clasificación nos envía un
mensaje comunicativo en el sentido de que en el Perú de ayer y hoy existe
un común denominador: los maestros del primer y segundo sector ganan poco.
De lo anterior resulta razonable
que se aplique una política pública que garantice una buena educación en tres
etapas: primero, una evaluación para verificar el estado del nivel profesional
actual de los maestros; segundo, una intensa capacitación especializada; y,
tercero, una evaluación meritocrática final. Se cierra el círculo con una
remuneración merecida y digna a los maestros. Ahora bien, si a pesar de todo
algunos maestros -sobre todo los del segundo sector- no responden a la
evaluación, la decisión por más dura y difícil que sea debe ser el despido.
Esto es parte de la sensata revolución democrática que venimos postulando desde
hace muchos años no solo en el sector educativo o el judicial sino en toda
la Administración Pública.
Si bien es cierto nadie disfruta
de ser el ejecutor político de despidos, también es cierto que nadie disfruta
de tener un gobierno extremadamente tolerante que no tiene la valentía de
hacerlo. Los despidos tienen un costo humano, pero paralelamente hay un costo
social de mayor predominancia.
Por ello, reconocemos la valentía
de los maestros para exigir la atención a sus justos reclamos, reconocemos su
protesta hasta ahora pacífica para lograr una remuneración digna, pero también
reconocemos la necesidad de buscar soluciones de manera democrática a este
problema social, a través de una política pública de evaluación que apunte a la
optimización de la educación como sistema que es el objetivo público de los
peruanos de ayer, hoy y mañana. No olvidemos que la meritocracia y las
políticas públicas educativas, diseñadas en un contexto democrático y social,
son el mejor camino hacia el progreso nacional.